La vida con el acordeón: Celso Piña y el riesgo que tomó para seguir su sueño en la música


A los 66 años se apagó la vida de Celso Piña debido a un ataque al corazón, pero su ejemplo de vida perdurará gracias al legado musical que concretó en casi 40 años de trayectoria artística.

Originario de Monterrey, Nuevo León, fue un cantante, compositor, arreglista y acordeonista que se convirtió en “El Rebelde del Acordeón”, pionero de la mezcla de sonidos y ritmos, como el norteño, el sonidero, el ska, reggae, rap, hip-hop, R&B, entre otros.

El nombre de Celso no surgió “por gusto de mamá, ni de papá, sino de mi abuelo que era panadero”. En una entrevista, el músico contó que su abuelo le dijo a su madre: “Quiero que este niño se llame Celso. Va a ser niño. Y si es niña, Elsa. Pero no, tiene que ser hombre y nacer Celso”.

También se le conoce como “Cacique de la Campana” y se le consideró como uno de los mejores músicos de América Latina. Además de auxiliar de intendencia (barría y limpiaba las instalaciones del Hospital Infantil) también fue ayudante de un repartidor de tortillas.

Dejó su trabajo como intendente para dedicarse a la música. Lo dudó porque en su empleo tenía la estabilidad económica y prestaciones laborales, pero aunque con la música no tenía nada seguro, consideró: “tengo todo, con mi acordeón”, según el diario Reforma.

Allá en los 70, yo tocaba de cuadra a cuadra, y ahorita ando tocando de continente a continente

Celso Piña llevó la cumbia al mundo (Foto: Facebook)

Empezó tocando música regional desde hace ya mucho tiempo acompañado de sus hermanos Eduardo, Rubén y Enrique, juntos daban serenatas en el barrio a todas las chicas de la cuadra en la popular colonia Independencia, al sur de la ciudad de Monterrey, México.

Para esta zona donde vivió mucho tiempo tiene una cumbia llamada Mi colonia Independencia, la que se ubica en la populosa zona del Cerro de la Campana en Monterrey. Cabe destacar que nadie le enseñó a tocar el acordeón, todo lo aprendió por escuchar discos.

Pero en los 80 cambió de estilo musical y comenzaron a tocar música tropical. Nunca quiso adentrarse en la música norteña, como había tantos exponentes en México en aquella época, por lo que tras escuchar a exponentes como Aníbal Velásquez, Andrés Landero y Alfredo Gutiérrez, decidió entrar de lleno a la cumbia colombiana y así formó su propia banda Celso Piña y su Ronda Bogotá.

Por su estilo musical, se creía que Celso Piña era originario de Colombia, país que conoció hasta 2010.

“Me pasa en Europa y en Colombia. Para mí hubiera sido un gran orgullo ser de colombia, pero soy mexicano y regiomontano. Cuando fui a Barranquilla, hubo una rebatiña entre dos individuos que creían que era colombiano”

Fue fiel a su sueño, y en 1980 grabó su primer disco tras comprar su primer acordeón, con el que se introdujo al mundo de la música colombiana.

En su afán por reinventarse, aceptó la propuesta del bajista de El Gran Silencio para hacer nueva música. “Les fue bien a ellos, ‘chuntaro style’ y todo eso, y yo dije que quería hacer algo como esos chavos. Hicimos unas muestras, se las llevamos a mi compañía disquera y dijeron que sonaba padre”.

Así surgió el disco “Barrio bravo” en 2001, del que se desprendió el tema “Cumbia poder”. Después realizó un dueto con Café Tacvba en la canción “Auque no sea conmigo”.

Contra todo pronóstico, Celso Piña se convirtió en un fenómeno musical y social, que llevó su música a otros continentes. Todas las clases sociales bailaron con su música, incluido Gabriel García Márquez. Ocurrió en el 2 de septiembre de 2003 en Monterrey, Nuevo León, México, bajo el ritmo de la cumbia ‘Rebelde del acordeón’.

Gabriel García Márquez no se resistió a la música de Celso Piña

“En el 2003 me topé a García Márquez en el Museo de Arte Contemporáneo allá en Monterrey, el Marco; de ahí empezó su interés de cómo se debe tocar el acordeón, la caja y la guacharaca. Como yo se lo dije, entonces le impactó lo mío y creo que de seguro pensó: ¡Pero si yo vengo de donde está la crema y nata de la cumbia y del vallenato, y mira qué bueno es este pelao de aquí del norte…!”, dijo en entrevista con la revista Proceso.

Celso celebraba que se arriesgó a reinventarse, o de lo contrario, hubiera terminado tocando en cantinas de Monterrey. Pero con la fusión de su música con artistas como Alex Lora, Gloria Trevi, Laura León, Café Tacvba, Lila Downs y Eugenia León, entre muchos otros, traspasó fronteras e idiomas.

“La herencia, a escuela, ahí está. Como dicen, el pionero es el pionero, y aquí lo tienes. Un poco cansado, en mi mero apogeo”, dijo al diario Reforma.


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