El rapero que educa a niños pobres con sus versos


Un rapero mexicano, Danger AK, diseñó una estrategia educativa que utiliza versos, estructuras poéticas y otros recursos literarios en los que se ayuda del rap para atrapar la atención de los adolescentes de una escuela de educación básica de Ciudad de México.

En una secundaria del barrio de Tlatelolco, en el centro de la capital mexicana, José Alfredo Martínez Estrada, mejor conocido en la escena mexicana y latinoamericana del rap como Danger AK, está al frente de una peculiar clase: un taller de rap que imparte a 50 estudiantes de entre 12 y 15 años.

A sus 33 años, Danger AK lleva quince impartiendo talleres en barrios, casas para menores y cárceles de la fronteriza Tijuana, su ciudad natal, así como en Ciudad Juárez y en la capital.

Y a la par de su carrera musical, la Secretaría de Cultura de México lo integró este año al programa “Alas y raíces” -de acciones culturales en favor de la niñez- para que configurara un plan de estudios para la asignatura que ahora imparte.

El rapero vació toda su experiencia dando talleres y su aprendizaje autodidacta, prácticamente desde su adolescencia, para darle forma al curso, un programa piloto que inició en agosto y que funcionará durante todo el ciclo escolar.

“Elegimos esta secundaria en Tlatelolco porque (…) nos dimos cuenta que esa área de la ciudad es una zona conflictiva, que hay muchas historias de entornos desfavorables y estos chicos se ven impactados por ese entorno. La idea es ver qué herramientas les podemos dar para la vida”, apuntó Danger este lunes en entrevista con Efe.

En la clase, el maestro habla de resiliencia, autoconocimiento, resolución de conflictos, selección de relaciones interpersonales y comunicación asertiva, entre otros puntos. Ello genera cierta empatía con sus alumnos.

“Hablamos de cuándo decir que sí o no, o cuando me conviene decir algo lo que de verdad siento y quiero y no por presión social”, resumió el maestro.

El raperomuestra sus libros

Si el taller tiene éxito podría replicarse en otras escuelas de la Ciudad de México. “Los chicos están aprendiendo y hay mucha reflexión en la clase. El objetivo no es convertir a los chicos en raperos sino darles una herramienta de expresión y comunicación”, apuntó.

Danger aseguró que estar al frente de adolescentes ha sido un desafío enorme: “Están en plena revolución hormonal, queriendo ser más grandes, se están buscando y buscan llamar la atención”.

Positivamente, su mayor ventaja frente a otros maestros es que es un personaje público. Al aparecer en redes sociales y videoclips, muchos jóvenes lo reconocen y por ello se comprometen. “Mis amigos no me creen que usted me da clase”, le dicen.

Lejos de la conocida y repetida figura de autoridad del maestro, Danger cuenta que él maneja “un lenguaje de códigos, que a ellos (los adolescentes) les funcionan y eso crea una comunicación distinta”, además de no dejarles deberes.

“No creo en las tareas, yo le digo a los alumnos: si quieren practicar esto que vimos en la clase, lo vemos en la siguiente clase, pero no hay nada para hacer en casa”, contó.

Con clases de dos horas martes y jueves, Danger tenía altas expectativas sobre el curso, a diferencia de la directora del colegio.

Pero en la entrada de la escuela colocaron una caja y unas papeletas con preguntas acerca del curso. Entre ellas “¿por qué te interesa el taller?”. “Y obtuvimos muchas respuestas, pero en especial hubo una que lo atrapó, la de una chica”, relató el músico.

“Siempre he querido rapear pero mi mamá no me deja, aquí no me puede decir nada”, le escribió la joven. En un principio sólo se podían inscribir 20 alumnos pero llegaron 67 peticiones.

Así que la dirección del colegio amplió las plazas hasta los 50 alumnos.

EL RAP COMO HERRAMIENTA EDUCATIVA

En la primer clase, Danger improvisó un rap con objetos escolares para darles una demostración y todos, alumnos, maestro y directivos, quedaron convencidos de que era posible.

“Al final del curso, el objetivo es que los chicos puedan, técnicamente, desarrollar versos rítmicos, que tengan conocimiento de la gramática y montar esos versos en un ‘beat’ de rap, si así lo quieren”, explicó.

Danger contó que por influencia de su padre se interesó en la literatura. Algunos de los autores que más lo influenciaron fueron los mexicanos Salvador Díaz Mirón y Juan Rulfo y los argentinos Julio Cortázar y Jorge Luis Borges.

Al llegar a la Ciudad de México hace unos tres años, el rapero primeramente fue llamado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para un curso de “rap avanzado” en el que enseñaba la adaptación de recursos literarios y estructuras poéticas, pero más desde lo académico que aplicados en el rap.

“La gente de esos espacios se dio cuenta de que sabía lo que hacía, a pesar de mi formación autodidacta. Me implico en lo que enseño y en tener mucho cuidado con ello, para no enseñar cosas equivocadas”, contó.

En 2016 y en 2017, Danger representó a México en el Festival de Teatro Clásico de Almagro en España y en el Festival Internacional Cervantino en México junto con dos raperos, después de ganar el concurso “Cervantes en el Rap”, en el que, con creatividad y conocimiento, recitaron composiciones relacionadas con Miguel de Cervantes.

Con la inquietud y la creatividad que lo caracterizan, Danger sigue haciendo conciertos y discos -su más reciente es “Moebius” -con el que intenta recuperar el sonido del rap de los 90- además de organizar charlas y simposios.

“Ayudamos a que la escena del rap en México crezca. Yo estoy enfocado más en mi carrera, pero mi tiempo libre lo dedicó a aportar un grano de arena para hacer un mundo mejor desde mi herramienta que es el hip-hop”, tal como lo hace en la escuela secundaria de Tlatelolco.


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