El coronavirus está afectando a los trabajadores sexuales, moteles cerrarán


La pandemia del coronavirus (covid-19) está afectando a todos los sectores económicos. Y sobre todo los trabajadores “no asalariados”, que venden sus servicios en la calle.

En esta grave situación se encuentran quienes se dedican al trabajo sexual callejero: mujeres cis y trans y varones.

La demanda de clientes ha caído brutalmente, al grado de que ciertos hoteles de paso están pensando cerrar.

El trabajo sexual callejero se caracteriza por una gran inmediatez: quienes se dedican a él viven al día. Y para la gran mayoría, no tener clientes significa, literalmente, no tener con qué comer, destaca el portal Proceso.

La organización Brigada Callejera estima que 7 mil 500 personas realizan trabajo en la calle, de las cuales cerca de 60% son mujeres cis, 35% son mujeres trans y 5% son hombres que atienden a otros hombres y, en muy escasas ocasiones, a mujeres.

Muchas de estas mujeres cis, las mujeres trans y la mayoría de los hombres se mueven en varios puntos de encuentro de la vía pública de la ciudad, lo que puede inflar el registro de quienes se dedican al trabajo sexual.

El prefijo cis quiere decir “de este lado”, y se usa para nombrar a personas cuya determinación biológica (producida por sus cromosomas) corresponde con su identidad social de género; así se califica a las hembras humanas que se asumen como mujeres.

Quienes ofrecen sus servicios sexuales en la calle son personas con un nivel socioeconómico muy bajo (D y E) y una gran mayoría de ellas vive en extrema pobreza.

Pese a sus bajos ingresos, más de 90% tiene dependientes económicos, y cerca de 80% son cabeza de familia, pese a ser solteras, viudas, divorciadas o separadas. Casi todas tienen un escaso nivel educativo, con una primaria incompleta e incluso hay muchas analfabetas.

Hay mujeres de otras entidades federativas que ni siquiera cuentan con acta de nacimiento. La precariedad de todo tipo es su rasgo más común.

De cara al covid-19, esta circunstancia se suma al riesgo mayor a que están más expuestas las personas de la tercera edad.

Precisamente las trabajadoras sexuales más viejas, en especial las que viven en la calle y sobreviven casi de milagro, son las que hoy están en mayor vulnerabilidad por el covid-19.

Algunas de las mujeres ancianas combinan esporádicamente el trabajo sexual que logran concretar con la venta callejera, con labores de limpieza o como empacadoras en los supermercados.

A su condición etaria se suma su deteriorada salud, ya que es alto el número de quienes tienen diabetes o insuficiencia renal, luego de años de alcoholismo. Aunque un gran número tiene antecedentes de infecciones de transmisión sexual (ITS), el porcentaje de quienes viven con VIH o sida es muy bajo.

Pero además, en este sector laboral hay trabajadoras que no son de la tercera edad, pero que viven situaciones de gran presión económica, pues tienen a su cargo padres, hijos o nietos que dependen económicamente de ellas, algunos con problemas médicos o de discapacidad. Además, con el cierre de las escuelas, a muchas criaturas les faltará el desayuno que consumían en el aula, y que resultaba ser un muy buen apoyo.

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