Denise Dresser arremete vs AMLO por plan de reactivación: “abrirá con los ojos cerrados”


La politóloga y escritora Denise Dresser volvió arremeter contra el presidente López Obrador, esta vez por las medidas que AMLO está tomando para reactivar la economía y regresar poco a poco a la “nueva normalidad”.

En su columna para la revista Proceso, Denise Dresser aseguró que al presidente poco le importan las cifras o las conferencias del subsecretario de salud, Hugo López Gatell, puesto que “lo suyo es la política, no la salud”.

La escritora, una de las mayores opositoras de la actual administración, dijo que, así como el presidente desestimó el impacto del Covid-19, desestima ahora las implicaciones de regresas a la activad económica “sin un mapa de ruta”.

“Si el gobierno no tiene un plan bien trazado y mejor ejecutado, acabará en el peor de ambos mundos: con miles de mexicanos infectados y con una reapertura económica precipitada que los produjo. Hoy, alrededor del mundo, el consenso entre expertos en salud es que reabrir la economía mientras el virus todavía se está esparciendo es muy arriesgado. Mientras más temprana es la reapertura, mayores los riesgos”, dijo.

La politóloga explicó que los países que actualmente están regresando a la normalidad lo hacen poco a poco, de manera gradual y después de haber pasado por confinamientos estrictos.

“Ese no ha sido el caso de México, donde ha habido respuestas divergentes y contrastantes, de estado en estado. En muchos sitios el #QuédateEnCasa no ha sido respetado; al contrario, ha sido desafiado. Existe una enorme variación en las medidas de distanciamiento social y la movilidad y el grado de cerrazón económica. La estrategia de mitigación mexicana probablemente ha desacelerado la expansión del virus, pero no lo ha eliminado”, abundó.

Para la escritora mexicana reabrir apresuradamente implicaría un escenario de constante y peligroso acercamiento entre las personas que acuden a fábricas, universidades, maquiladoras, oficinas, etc. Sin embargo, aclaró que tampoco se deben descuidar ciertos sectores económicos, pues el paro por el que actualmente pasa el país está teniendo costos muy elevados.

“A nivel internacional, el consenso es que se requieren tres condiciones: la capacidad de testear, la capacidad de rastrear y la capacidad de aislar. En pocas palabras, saber dónde están los infectados y con quiénes entraron en contacto para poder confinarlos y que no sigan esparciendo la epidemia. Para reabrir se necesita testear y México tiene uno de los niveles de pruebas más bajos del mundo. Para reabrir se necesita un ejército de trabajadores del sector salud que puedan hacer rastreo –contact tracing– de quienes resulten positivos y México no cuenta con esos soldados. Para reabrir se requiere una infraestructura hospitalaria lo suficientemente grande y eficaz para aislar a los enfermos y México no está invirtiendo para crearla”.

También dijo que probablemente el presidente se sintió presionado por las exigencias de su homólogo en Estados Unidos, Donald Trump, y por la cúpula empresarial de México, sin embargo, aseguró que lo hizo a “regañadientes”.

“Lo hizo a medias, manteniendo las reuniones con su equipo, pero sin sana distancia, y las mañaneras convertidas en un foco potencial de infección que nadie quiere reconocer. Reabrir es algo que López Obrador quiere hacer, con plan o sin él. No importa que no haya protocolos o reglas o guías o condiciones. No importa que reabrir sea sinónimo de infectar, dado el regreso a la movilidad de municipio a municipio, de estado a estado. No importa que en otros países la reapertura se da sólo después de dos semanas de cifras de infección decrecientes. México seguirá siendo excepcional y para mal, guiado por el voluntarismo y no el empirismo; liderado por quien está pensando en su futuro político y no en la creación de una estrategia económica y de salud pública que mantenga a México a salvo, hasta que haya una vacuna en 12 o 18 meses”.

López Obrador explicó hoy que el regreso a la “nueva normalidad” será por etapas y se usará un semáforo de cuatro colores: rojo, anaranjado, amarillo y verde, en donde el rojo representa mayores restricciones y el verde el regreso a todas las actividades.


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