La historia del ‘jugo’ Tang, ¿invento de la NASA?


Muchas personas conocen la marca Tang, ya que tiene presencia en más de 35 países. En México es muy popular en las zonas rurales.

Aunque muchas personas (erróneamente) creen que la NASA inventó al Tang , la mezcla en polvo tiene una historia que va de la mano con el vuelo espacial de los Estados Unidos.

Tang representan una alternativa económica frente a las bebidas tradicionales… más allá de las opiniones sobre su sabor.

Cuando uno explora los orígenes del Tang, es frecuente encontrar referencias a la NASA, las cuales sugieren que la agencia lo inventó para sus vuelos espaciales.

En realidad, el lanzamiento del Tang precede a la creación de NASA, pero definitivamente ayudó a incrementar su popularidad…

Tang

La NASA ha vivido toda clase de situaciones desde su nacimiento. En lo personal recuerdo a uno de los errores de código más caros de la historia, que llevó a la destrucción de la sonda Mariner 1.

Después hay casos más recientes como la detección y recuperación del satélite IMAGE, al que había declarado perdido 12 años atrás.

Pero la NASA carga con cierto perfil legendario, y en sus 60 años de existencia se le han atribuido toda clase de creaciones y desarrollos… que no siempre fueron ciertos.

Uno de los ejemplos más llamativos no involucra ni a la electrónica, ni a la informática, ni a métodos avanzados de construcción.

Se trata de la bebida instantánea Tang, la misma que (muy probablemente) puedes encontrar hoy en el supermercado. ¿Cómo se convirtió en una «creación» de la NASA?

Tang fue desarrollado por el químico William A. Mitchell para la General Foods Corporation (hoy Mondelēz International) en el año 1957, pero llegó con fuerza las estanterías dos años más tarde.

El público recibió al polvo con cierta resistencia al principio, sin embargo, todo cambió con la aparición de un cliente inesperado: NASA.

En plena carrera espacial, la popularidad de Tang explotó cuando se supo que el astronauta John Glenn a bordo de Friendship 7 (el primer estadounidense en orbitar la Tierra) había preparado y bebido el jugo.

La conveniencia y la facilidad de uso del Tang se extendió más allá del programa Mercury (cuyos miembros debían resolver toda clase de problemas), y también encontró un lugar entre los astronautas de los programas Gemini y Apollo.

Como era de esperarse, Tang exprimió esa relación al máximo («Si bebes Tang, ¡puedes ser un astronauta»!), ofreciendo frascos de 400 gramos por 59 centavos de dólar (5 dólares ajustados a inflación).

La actualidad de Tang revela que sus mercados más grandes son Brasil, Argentina, México, Filipinas y Arabia Saudita.

El polvo experimenta un pico de consumo durante el período del Ramadán, y representa poco más de la mitad de las ventas anuales de Tang en Oriente Medio.

Ahora… ¿qué opinaban los astronautas del Tang? El único que llegó a resolver esa duda fue Buzz Aldrin, en el año 2013. ¿Su veredicto? «Tang apesta». Los 900 millones de dólares vendidos en el año 2016 sugieren otra cosa, pero los comentarios están abiertos.

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