Ningún líder en el mundo ha sabido enfrentar la pandemia: Vargas Llosa


Para el escritor peruano, Mario Vargas Llosa, ningún líder político en el mundo occidental, mucho menos en América Latina, ha podido reaccionar a la altura de las circunstancias en el combate contra el coronavirus.

Reconoce, sin embargo, que el mundo enfrenta a un enemigo impredecible. “La verdad es que estamos a ciegas, estamos combatiendo a un enemigo que no vemos y que no conocemos, aunque sin duda alguna ahora vamos a empezar a conocer y van a surgir las vacunas que nos defiendan contra él”.

La tarde de este jueves 4 de junio, el intelectual galardonado con el Premio Nobel de Literatura conversó con el periodista chileno Héctor Soto, en un encuentro virtual organizado por la plataforma La Otra Mirada, en alianza con el diario La Tercera, de Chile.

A lo largo de 35 minutos, Vargas Llosa habló de las enseñanzas que nos ha dejado la pandemia, de los riesgos políticos que vienen por delante para la región latinoamericana, del papel de China en la emergencia y por supuesto, de literatura.

Para el autor de La ciudad y los perros (1963) y La fiesta del Chivo (2000), al final de la plaga la humanidad saldrá menos arrogante y más empobrecida. “La catástrofe económica que esto va a significar es difícil de medirla todavía, pero creo que va a ser gigantesca”.

“En nuestros países, en América Latina y ya no se diga en África… vamos a salir mucho más empobrecidos y ojalá no tenga esto consecuencias políticas catastróficas, es decir, no nos vuelva a traer dictaduras, a traer desconfianza y rechazo del sistema democrático, del sistema liberal, que es realmente el único que puede sacarnos de la pobreza”.

El novelista y también político caviló en los riesgos para las libertades públicas, como la de expresión y de crítica, que ha significado la pandemia. Para Vargas Llosa, hemos concedido a los gobiernos una fuerza extraordinaria al creer que solo así podríamos combatir eficazmente a un mal para el que no existe vacuna ni cura.

Pero estos gobiernos, aun los democráticos, se han aprovechado de esos suprapoderes para materializar una agenda de tipo político e incluso para restringir las libertades públicas.

“Existe en este momento en el mundo una idea que en gran parte es equivocada. La idea de que el Estado maneja mejor que la sociedad civil el enfrentamiento a una plaga como el coronavirus. Esto no es cierto, no es verdad que la sociedad esté inerme y que además se halle incapacitada para colaborar con las instituciones públicas de una manera más eficiente”.

“La verdad es que el comportamiento de la sociedad civil ha sido eficaz, ha habido algunas excepciones en todos los países, pero ha sido un comportamiento respetuoso, disciplinado y que ha contribuido en mucho a reducir la pandemia”, reflexionó el escritor.

El caso uruguayo

En medio de la tragedia sanitaria y política, el escritor destacó el caso curioso de Uruguay, un país que sin limitar las libertades solo tiene 23 muertos y poco más de 800 enfermos. Su presidente, Luis Lacalle Pou, asumió el poder el pasado 1 de marzo, mes y medio antes de que se registraran los primeros casos del virus en esa nación.

“El presidente que estaba recién reelegido, dicho sea de paso, acababa de asumir el poder después de muchos años de un gobierno de izquierda. Se negó a confinar a su país como han hecho tantos países en el mundo, se negó a prohibir la apertura de restaurantes y de tiendas y se limitó solo a aconsejar a sus ciudadanos a que actuaran de una manera prudente frente a la amenaza del virus. Esto que podría ser un disparate, no ha sido así, ha funcionado”.

“Ahí se respetaron las libertades, el presidente ha creído en la responsabilidad de los ciudadanos de su país, estos han actuado de una manera responsable y el virus no ha causado los estragos que está causando en otros países latinoamericanos como Ecuador, Perú y no se diga Brasil”.

Vargas Llosa también dedicó tiempo a hablar de China. Para el novelista, la pandemia vino a desnudar los defectos del gigante asiático en el campo político.

Recordó que el país gobernado por Xi Jinping, y lugar donde empezó la pandemia, es señalado de haber ocultado al resto del mundo lo que sabía del nuevo coronavirus por razones políticas. Incluso tomó represalias en contra de sus científicos que alertaron del riesgo del nuevo virus.

“Había una idea sobre China gracias a ese progreso fantástico que había significado su conversión de una dictadura comunista en una dictadura capitalista. La idea era que, siguiendo el modelo chino, los países subdesarrollados podían alcanzar rápidamente un nivel de progreso”.

“Creo que esta pandemia ha mostrado las grandes limitaciones que tiene un progreso como el chino: un progreso que permite en el campo económico una economía de tipo capitalista, una economía de mercado, pero que en el campo político mantiene el autoritarismo, mantiene el partido único, mantiene una gran rigidez de maneras, de costumbres y de leyes en la que prácticamente la disidencia no está permitida y tampoco la libertad de expresión”.

Medio siglo con Borges

El intelectual peruano también se dio tiempo para hablar de literatura. En especial aprovechó para hablar de su nuevo libro Medio siglo con Borges (2020), en el que recopila ensayos, entrevistas, artículos y crónicas que ha hecho sobre el escritor argentino a lo largo de su vida.

El libro llama la atención porque Borges y Vargas Llosa tienen estilos literarios diametralmente opuestos: el primero lleva la ficción al rango de fantasía filosófica mientras que el segundo se inclina por una novela con mucha conexión con la realidad.

“Si hay un autor que está lejos de lo que yo soy, de lo que yo trato de ser como escritor, es Borges. No me interesa el mundo fantástico. Admiro mucho la precisión y la perfección de la prosa de Borges, creo que es un prosista realmente genial, quizá el único en nuestro tiempo equivalente a los grandes prosistas del Siglo de Oro, pero el mundo de Borges no es un mundo que a mí me atraiga muchísimo”.

“Soy un escritor más bien realista, me interesa mucho la historia haciéndose, la historia que va creando el mundo de nuestros días, algo que Borges también despreciaba muchísimo. Pero fíjate, a pesar de esas distancias yo creo que mi admiración por Borges es muy sincera, muy profunda, y siempre lo he leído y releído con enorme placer”.


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