¿Qué es el spanking? Guía sobre está práctica


El spanking es una práctica sexual en la que cada uno de los sujetos adopta un rol de dominador o dominado para obtener placer sexual mediante nalgadas

Si ambos tienen ganas de intentar cosas nuevas que no lastimen a ningún miembro de la pareja, entonces, adelante y si el spanking está entre los planes, aquí está la guía para no fallar en el intento. Estas son las cosas que se deben tener en cuenta para que no sea la primera y última vez que lo lleven a cabo.

El spanking forma parte del sado, en su versión más light, quizás, pero tiene su chiste. No nada más es dar nalgadas porque sí, sino que es una práctica que implica juegos de roles de dominación y sumisión entre el spanker que es el azotador y spankee el azotado, pero que produce intenso placer para ambas partes.

Los instrumentos serán claro, la mano que es esencial y es tu principal instrumento para dar nalgadas, pero eso no lo es todo. Si ambos están de acuerdo, pueden aumentar la intensidad con algunas varas, fustas o látigos. Solo debes tener en cuenta que dependiendo del instrumento que elijas, será el grado de dolor o placer que causarás en tu chica.

Ya que se tiene elegido el instrumento, se debe pensar en la posición más cómoda para ambos. Se recomiendan tres que la chica se coloque en sus cuatro extremidades sobre la cama, al mero estilo perrito; si están en un hotel y hay atracciones para disfrutar del sexo de pie, ocuparlas para que la pareja se recargue ligeramente en ellas con los pies en el suelo y disfrute más, o bien, si ambos quieren volver el spanking algo más clásico, entonces sentarse en una silla o en la orilla de la cama y recuesta a tu chica sobre tus rodillas.

Un buen azote es aquel que se da seco y con total contundencia, sin titubear. Porque si se duda aunque sea un poco, la fuerza de la mano o del instrumento que se ocupe puede lastimar o causar escozor en la piel de la pareja. Tener la mano firma y no dura, es la clave.

Por supuesto, la zona a nalguear es el centro del glúteo, jamás los genitales, ni la parte superior a los glúteos, pues no se trata de lastimar otras partes del cuerpo de la pareja que no tienen nada que ver con el spanking.

Además, se debe variar el ritmo, empezar suave y quedarse muy atento de las reacciones de la pareja. Poco a poco se aumenta la intensidad hasta donde ella o él lo permita y cuando se pida que pare, vuelve al ritmo inicial, pues si no hay atención a las cosas que ella o él permiten durante su encuentro sexual habrá problemas.


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