Virus de Covid-19 se originó por murciélagos y no fue creado en laboratorio: OMS


La Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer a través del zoólogo británico Peter Daszak que no hay ninguna prueba de que el virus hubiera podido salir de un laboratorio, todo apunta a los murciélagos.

Estos últimos resultados se habrían dado luego de que se diera a conocer que la OMS viajó a Wuhan, en especial al Instituto de Virología de dicha ciudad para estudiar el origen del virus de la covid-19.

“China está compartiendo datos con nosotros que nadie ha visto antes. Están hablando con nosotros abiertamente sobre cada posible camino”, señaló Daszak a Sky News.

El británico ya había viajado a China hace años, donde colaboró con la viróloga Shi Zhengli, de ese instituto, en el estudio de los virus de los murciélagos de herradura en el sur del país tras la epidemia del SARS en 2003.

Equipo de la OMS visita el laboratorio de murciélagos chino en el centro de las conspiraciones del coronavirus

Un equipo de investigadores de la Organización Mundial de la Salud en Wuhan visitó el miércoles un laboratorio que ha sido el foco de teorías de la conspiración y especulaciones sobre el origen de la pandemia de coronavirus.

Los investigadores de la OMS comenzaron la investigación en la ciudad central de China la semana pasada, luego de una cuarentena de 14 días y demoras burocráticas. Su trabajo ha estado sujeto a un intenso escrutinio y presión política tanto dentro como fuera del país.

Pocos lugares que visitan son tan controvertidos como un laboratorio administrado por el Instituto de Virología de Wuhan, que funcionarios de la administración del expresidente Donald Trump sugirieron, sin proporcionar evidencia, que podría haber sido el origen del coronavirus.

El laboratorio en cuestión, que está afiliado a la Academia de Ciencias de China administrada por el gobierno central, es el único en China continental equipado para el nivel más alto de biocontención, conocido como Nivel 4 de Bioseguridad (BSL-4).

Los laboratorios BSL-4 están diseñados para estudiar los patógenos más peligrosos del mundo: los que presentan un alto riesgo de transmisión, con frecuencia son fatales y, por lo general, no tienen una cura confiable, como los coronavirus.


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