Chapo ‘una máquina sexual’; le encantaban las colombianas


El Chapo Guzmán es una “máquina sexual”, así lo describe una fuente, que contó sobre las aventuras sexuales del capo mexicano.

Luego de una noche de pasión, “todo el mundo quedaba contento”.

El Chapo quedaba satisfecho por haberse acostado por una hermosa mujer, la fémina y el intermediario ganaban miles de dólares.

El líder del Cártel de Sinaloa contrataba a hermosas modelos colombianas y actrices, una o dos veces al mes; viajaban de Colombia a Sinaloa  para satisfacer “el desaforado apetito sexual” de Guzmán.

“Guzmán no tenía límites, era una máquina sexual, un monstruo que había que alimentar constantemente”, relató.

“Esta estuvo allá, es modelo”, comentó. “Esta es actriz”, dijo al reconocer a una trigueña que trabajó en una narconovela.

El Chapo prefería las colombianas 

‘El Chapo’ las prefería colombianas, no solo por su belleza sino por su dulzura y simpatía”, cuenta el informante.

Además, recurría a los proxenetas colombianos que se presentan como sofisticados ‘mánagers’ de la farándula que se encargaban de escoger a las acompañantes de Guzmán y de sus hombres de confianza.

Según Carlos, el promedio que se le pagaba a cada visitante era de unos 10,000 dólares más los gastos de transporte desde Colombia hasta Culiacán, la capital del estado de Sinaloa.

“Aunque había casos especiales de modelos muy costosas a quienes les pagan 20 o 25 mil”, agregó.

Las mujeres eran llevadas a los campamentos donde las esperaba una febril jornada de música, licor y sexo que podría extenderse durante dos o tres días, afirma Carlos.

“Las muchachas se entretenían además disparando armas y manejando las cuatrimotos”, dijo.

El baile se hacía en palapas o kioscos abiertos, unas veces animado por bandas que tocaban los corridos preferidos de Guzmán y otra con equipos de sonido, agregó.

Las modelos comentaban que ‘El Chapo’ sacaba provecho hasta el último minuto de sus encuentros sexuales, sostuvo Carlos. “Decían que no paraba en toda la noche”.

Al final de la jornada la advertencia a las mujeres era intimidante, recuerda Carlos: “Ustedes no vieron nada, no escucharon nada, esto nunca ocurrió en sus vidas”, les decían.

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