Mexicana que estuvo dentro de secta NXIVM ahora es una exitosa gerente


Una mujer que perteneció al culto NXIVM estalló en lágrimas el miércoles mientras testificaba en el juicio federal contra Keith Raniere, su fundador. Ahí relató cómo se vio obligada a pasar hasta dos años en una habitación con muy poca interacción humana a las órdenes de Raniere.

Daniela, que sólo ha sido identificada por su primer nombre desde que se presentó por primera vez en la tribuna el jueves pasado en una corte de Brooklyn, dijo que vivía en la habitación de Albany en el estado de Nueva York por un período de entre 18 y 24 meses desde 2010.

Creo que había días enteros en los que me sentaba contra la pared”, dijo Daniela, de 33 años.


Hubo momentos en que Daniela se acostaba en el suelo de la habitación, rascándose el brazo y con ganas de gritar, pero dijo que se abstuvo de hacerlo porque creía que solo empeoraría las cosas.

“Perdería el control de mí misma”
Raniere enfrenta cargos de tráfico sexual, conspiración de tráfico sexual, crimen organizado y conspiración para cometer trabajo forzoso en relación con su grupo de autoayuda, que según las autoridades funcionó como un culto.

Daniela es una mujer nacida en México, que vivió en Estados Unidos de manera ilegal. Ahí se unió al grupo de mentores NXIVM (pronunciado “nex-ee-um”) cuando tenía 16 años. La joven también testificó que, tanto ella como sus dos hermanas, fueron abusadas sexualmente por Raniere y luego las llevaron a abortar.

Por celos, Raniere castigó a la joven
Daniela declaró que Raniere finalmente se enojó con ella cuando desarrolló sentimientos y se intimó con otro hombre del grupo, Ben Myers.

La joven pasó años tratando de convencer a Raniere por correo electrónico de que no era una mala persona. Otros líderes dentro del grupo, incluida la novia de Raniere, Karen Unterreiner, y la miembro de alto rango Lauren Salzman, trataron de convencerla de que se disculpara con él, pero ella se negó.

En cambio, Daniela dijo que Salzman propuso, por orden de Raniere, encerrarla en una habitación como forma de castigo. La testigo, cuyos documentos de identificación habían sido confiscados por el grupo, dijo que sus padres aceptaron el plan debido a un incidente ocurrido años antes cuando ella robó 6 mil dólares de la organización, a pesar de que el dinero se devolvió de inmediato.

Pese a los dolorosos momentos que pasó, Daniela pensó que todavía tenía un deseo de vivir y decidió dejar la secta.

Hoy, a sus 30 años, es una exitosa gerente en una empresa en donde tiene decenas de empleados a su cargo.


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