Andrés Barrera Medina, especialista de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM, destaca que dormir menos de cinco horas al día aumenta la probabilidad de padecer obesidad y diabetes.
Esto debido a que se produce una alteración en las hormonas involucradas en el metabolismo. Por lo que además de ocasionar la predisposición a esta enfermedad, genera una sensación de hambre todo el tiempo, provocando a la larga un aumento de peso.
De igual manera, al afectar el funcionamiento de los linfocitos —glóbulos blancos que forman parte del sistema inmunitario— la inmunidad del cuerpo humano ante agresores externos disminuye. Por ello, las personas que duermen poco son vulnerables a presentar con mayor frecuencia infecciones de las vías respiratorias.
Barrera Medina indica que esta privación del sueño también tiene repercusión en la memoria y el aprendizaje, al reducirse la formación de neuronas en el hipocampo, una de las estructuras más importantes del cerebro.
“Se ha comprobado que privarse del sueño es similar a consumir alcohol”, pues las personas con esta condición presentan cambios en el estado de ánimo, irritación, poca concentración y un estado de alerta reducido.
Por su parte, Guadalupe Terán, coordinadora del Área de Atención Clínica de la Clínica del Sueño de la Universidad Autónoma de Metropolitana (UAM) Iztapalapa, recomienda establecer un horario para acostarse y levantarse.
Procurar realizar actividades relajantes antes de dormir, que ayuden a olvidar los problemas del trabajo o cualquier factor que genere estrés o angustia, y evitar la sobreactivación durante el día.
Añade que el número de horas de sueño depende de cada persona, aunque sugiere dormir entre seis horas y media a siete horas y media por noche en adultos, y alrededor de 10 horas en niños.