El dirigente petrolero Juan Carlos Romero Deschamps está alerta a cualquier novedad que provenga del Reclusorio Norte donde se encuentra el abogado Juan Collado, quien fuera uno de los penalistas más poderosos del país, detenido en este proceso de depuración que encaró el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Sucede que Collado creía, al momento de su captura en un restaurante de Las Lomas -donde justamente lo acompañaba el sindicalista- que su liberación era cuestión de máximo 72 horas. Pero ya lleva meses encarcelado y si bien esta semana un juez frenó el proceso de la Fiscalía General, la liberación se demora y los abogados de Collado tramitan que aunque sea pase a la instalación hospitalaria del reclusorio. El mismo camino que Elba Esther Gordillo. Los giros del destino.
Romero teme que Collado comience a colaborar con la Fiscalía y le entregue a la autoridad pistas que podrían conspirar en su contra. Sus allegados, como efecto de distracción, alegan que en realidad hay otras figuras que debieran estar más preocupadas, como Manlio Fabio Beltrones o el senador moreno Ricardo Monreal.
El entorno de Collado alega que su estado de ánimo cada vez es más inquietante porque más que exhibir algún tipo de depresión, el abogado clama por venganza y promete represalías, aunque no termina de ser claro contra quien.
Para colmo, ha tomado conocimiento de la realidad del ex gobernador Javier Duarte en el reclusorio. Según le han dicho sus allegados en el cautiverio, Duarrte tiene su propia línea telefónica, sus propios horarios y un acceso cotidiano a una computadora portátil con internet. El origen de esta condición de reo VIP de momento es un enigma.
Por su parte Carlos Salinas de Gortari sostiene su conducta de pasar la mayor cantidad de tiempo posible fuera del país. Hace dos semanas invitó a algunos allegados a encontrarlo en Cuba. El ex presidente pasa su tiempo entre la isla, EU y Londres.
Nunca se le podrá negar su gran olfato para leer situaciones: se ausentó de imprevisto a la boda de la hija de Collado y a los pocos días el abogado quedaba detenido. Enrique Peña Nieto no tuvo el mismo tino y apareció en diversas imágenes embelesado con la voz de Julio Iglesias.