¿Estamos listos para ser vacunados con la Sputnik V?


Dando por sentado que la Sputnik V necesita el visto bueno de la OMS, algunos países no occidentales ya están administrando la vacuna rusa. Están desesperados.

Por Daniel Warner 

Traducido por Paco Muñoz de Bustillo

Millones de personas han muerto por el coronavirus. Muchas otras están contagiadas; muchas más están en peligro. A medida que el virus muta en nuevas variantes, científicos de todo el mundo buscan una mejor protección con diferentes vacunas. El suministro de las vacunas aprobadas está limitado, por lo que la aparición de cualquier nueva vacuna debería ser bienvenida por todos. Al fin y al cabo, la pandemia se ha convertido en un peligro real. Cualquier vacuna nueva que tenga éxito debería ser bienvenida universalmente.

La revista científica The Lancet ha confirmado que “la vacuna rusa Sputnik V* muestra un 91,6% de eficacia en las pruebas médicas”. Guau, que alivio. Dado que las vacunas de Pfizer-BioMTech y de Moderna no están disponibles en suficiente cantidad, esta noticia debería ser recibida con entusiasmo.

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Pero no ha sido así. ¿Por qué motivo?

Puede que la respuesta sea que sentimos nostalgia de un mundo binario, un mundo como el que hemos conocido. Nuestros ordenadores están programados con dos números, el 0 y el 1. Desde el fin de la Guerra Fría, nuestro mundo ha estado dominado por dos sistemas político-económicos: capitalismo-liberalismo y el socialismo-estatismo. La orientación sexual ha estado definida por el binario masculino-femenino, él o ella. En resumen, nuestra percepción está orientada hacia los opuestos, blanco o negro, bueno o malo. Durante la pandemia, la elección ha sido salud o riqueza, ciencia o política.

El mundo binario ha llegado a su fin. Los ordenadores cuánticos ya no usan el 0 y el 1. La opción entre capitalismo liberal o el socialismo de Estado está demodé. La economía china, que tiende a convertirse en la mayor del mundo en un futuro muy próximo, funciona dentro de un capitalismo de Estado, ni un socialismo dominado por el Estado, ni un capitalismo orientado al mercado. La orientación sexual ya no es masculina o femenina. Las teorías sexuales del tercer género distinguen entre el sexo biológico y el género social-psicológico. El paso de uno a otra se ha hecho fluido; el blanco y el negro tienen muchas sombras y bueno o malo dependen de la situación y el punto de vista. Ya no existen los absolutos, excepto quizás para estar embarazada o no embarazada y estar vivo o muerto.

¿Y qué hay de la vacuna Sputnik V? Visto desde una perspectiva nostálgica ¿se imaginan a países occidentales como Estados Unidos comprando una vacuna rusa? Su mismo nombre es una evidente provocación. En referencia al primer satélite artificial lanzado por la URSS en 1957 y a la vacuna, Kirill Dimitriev, CEO del Fondo de Inversiones Directas Ruso (uno de los principales patrocinadores de la Sputnik V) presumía el pasado julio en la CNN: “Los estadounidenses quedaron sorprendidos cuando escucharon los pitidos del satélite Sputnik. Lo mismo ocurrirá con esta vacuna. Rusia la conseguirá primero”.

(Yo recuerdo el trauma de observar por televisión la circulación del satélite alrededor del planeta en 1957, en un auditorio en mi instituto, y el miedo a que los soviéticos nos invadieran desde el espacio exterior poco después de que Nikita Kruschev amenazara con enterrarnos en 1956).

En la actualidad, con el encarcelamiento del líder opositor ruso Alexsey Navalny, la compra de cualquier artículo ruso, aunque beneficie médicamente a la población, se consideraría un acto de entreguismo hacia el presidente Putin, especialmente en la era post-Trump. La reciente e infructuosa visita a Moscú de la máxima autoridad de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha aumentado todavía más las tensiones entre Rusia y Occidente.

Pero no todos los países ni todos los dirigentes están entrampados en una nostalgia binaria o en la animosidad contra Rusia. “Todas las vacunas son bienvenidas en la Unión Europea”, declaró la canciller Merkel al consorcio de radiodifusión pública alemán ARD, alabando los “buenos datos” que acompañan a la vacuna rusa. Merkel, una antigua científica de la Alemania Oriental, no tenía ningún problema de nostalgia a la hora de reconocer el valor de la vacuna rusa cuando los países europeos se pelean en la búsqueda de nuevas fuentes de vacunas.

Según se ha informado, Merkel habló con el presidente Putin sobre la pandemia. En esa conversación telefónica parece que ella afirmó “estar abierta a la idea de una cooperación bilateral con el fin de explotar las capacidades de producción europeas [para la vacuna rusa]”. Los reguladores europeos han aprobado las vacunas de Pfizer-BioNTech y de Moderna, pero todavía no han recibido la solicitud formal para la aprobación de la Sputnik V.

Los europeos se han mostrado escépticos respecto a las vacunas china y rusa y esperan una mayor “transparencia” antes de tomar decisiones. No obstante, el artículo publicado en The Lancet ha creado nuevos incentivos para la aprobación de la Sputnik V. La presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen dijo a los legisladores europeos que “si los productores rusos o los productores chinos comparten sus informes, muestran transparencia, enseñan todos los datos […] podrían conseguir […] una autorización condicional de mercado, como las demás”.

Dimitriev declaró recientemente: “La Sputnik V ya ha sido aprobada en 18 países y esta cifra seguirá aumentando. Su alta eficacia, su seguridad, su fácil distribución y su bajo precio permiten que las autoridades reguladoras de todo el mundo la incluyan en su cartera nacional de vacunas”.

Pero la política y la ciencia médica no combinan fácilmente. Los presidentes Biden y Putin tuvieron su primera conversación telefónica a finales de enero. Entre los temas discutidos, según la Casa Blanca, estaban la interferencia de Rusia en las elecciones de Estados Unidos, la reacción rusa ante las protestas en favor de Navalny, la ampliación por otros cinco años del tratado de reducción de armas nucleares, el ciberataque a SolarWinds, el programa de recompensas del Kremlin por la muerte de soldados estadounidenses en Afganistán y el firme apoyo de E.UU. a la soberanía ucraniana. ¿Nada sobre la pandemia? ¿Nada sobre la Sputnik V? ¿Se habría atrevido siquiera Biden a pronunciar esa palabra ante Putin?

De hecho, en su primer discurso importante sobre política exterior en el Departamento de Defensa el 4 de febrero, el presidente Biden adoptó una posición mucho más dura hacia Rusia que Donald Trump. “Dejé claro al presidente Putin que los días en que EE.UU. miraba hacia otro lado ante las acciones agresivas de Rusia, su interferencia en nuestras elecciones, sus ciberataques y el envenenamiento de sus ciudadanos habían quedado atrás”, afirmó.

¿Pueden imaginar al [asesor médico de Biden] Dr. Fauci siendo vacunado con la Sputnik V? ¿O a Joe Biden? ¿Pueden imaginarse a Putin recibiendo una inyección de Pfizer o Moderna? ¿Por qué no? ¿No sería un espléndido signo de distensión y una buena manera de recomenzar las relaciones? ¿Un triunfo de la ciencia médica sobre la política?

Si la pandemia es el principal asunto global hoy día, ¿por qué no podemos imaginar una cooperación para conseguir más vacunas? Dando por sentado que la Sputnik V necesita el visto bueno de la OMS, algunos países no occidentales ya están administrando la vacuna rusa. Están desesperados. ¿Seguirá nuestra nostalgia de un mundo binario siendo contraproducente? En los términos binarios pasados de moda, la política parece estar ganando a la ciencia médica. Por mucho que Occidente mantenga diferencias políticas con Rusia, conseguir que más gente se vacune supondría un beneficio no político para millones de personas. En medio del estridente clamor a favor de poner a la ciencia por encima de la política, ¿estamos listos para ser vacunados con la Sputnik V?

*N.deT. Debe leerse Sputnik “uve”. La V no indica numeración romana sino el símbolo de la victoria.

Fuente: https://www.counterpunch.org/2021/02/09/are-we-ready-for-vaccinating-with-sputnik-v/


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