Bolivia: Revelan como EU construyó el Golpe de Estado contra Evo Morales


Estados Unidos ayudó en el golpe de estado contra Evo Morales en Bolivia, todo para beneficiarse del litio boliviano

El Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica publicó el informe ‘EE.UU. y la construcción del golpe en Bolivia’, donde se habla de los intereses relacionados con Washington que operaron para derrocar al dimitido presidente Evo Morales.

Entre los temas que se abordan en este análisis se encuentran los medios de comunicación bolivianos, estadounidenses y europeos que denunciaron “fraude” en las elecciones generales del 20 de octubre, incluso antes de finalizar el conteo, y donde finalmente tacharon de “dictatorial” a Morales.

En el estudio se afirma que medios como la BBC, el New York Times, el Washington Post, The Guardian, France 24 y agencias como Reuters “instalaron que lo normal u obligatorio era ir a una segunda vuelta, aun cuando no se había concluido el conteo de los votos”. Sin embargo, durante casi todo el año las corporaciones de comunicación habían fabricado “matrices de opinión falsas para deslegitimar a Evo”.

Estados Unidos y la construcción del golpe en Bolivia

Por: Silvina Romano, Tamara Lajtman, Aníbal García Fernández y Arantxa Tirado

Aunque Evo Morales haya salido victorioso en los comicios del 20 de octubre (por un margen un poco mayor al 10 por ciento) la oposición declaró inválidos los resultados y provocó una escalada de violencia para justificar un golpe de Estado cívico, policial y militar.

Por lo menos desde el 21F los medios de comunicación nacionales y extranjeros fabricaron matrices de opinión falsas para deslegitimar a Evo y al proceso de cambio ante la opinión pública.

Finalizados los comicios, la oposición rechazó los resultados, denunció fraude y se negó a participar en la auditoría conducida por la Organización de Estados Americanos (OEA) a propuesta del Gobierno boliviano, tras el informe preliminar de la OEA que cuestionaba la imparcialidad de las elecciones y denunciaba irregularidades en el conteo provisorio de los votos.

Dicho informe contribuyó con un recuento de sufragios que no fue representativo y con declaraciones de su representante, que contrastaban con otros informes más completos, como el de CEPR1 o la investigación del profesor de la Universidad de Michigan y experto electoral, Walter R. Mebane.

Los comités cívicos (dirigidos por empresarios de ultraderecha) salieron a “calentar” las calles con grupos de choque, amenazando y golpeando a ciudadanos, sobre todo indígenas.

La Policía Nacional se replegó a los cuarteles exigiendo un alza salarial. Grupos civiles armados y uniformados amedrentaron a dirigentes del Movimiento al Socialismo (MAS), ministros y cargos públicos para obligarlos a renunciar, y prendieron fuego a sus casas, incluso, violentando a sus familias. Finalmente, el Ejército se volteó y pidió/sugirió la renuncia de Evo. Para evitar el derramamiento de sangre, él y el vicepresidente, Álvaro García Linera, presentaron su renuncia.

Bolivia en la geopolítica de EE. UU. Por detrás de la manufacturación de la idea de “fraude electoral”, hay que considerar la importancia geopolítica y geoestratégica del territorio boliviano y los intereses del sector público-privado estadounidense, reflejados en más de un siglo de intervenciones en el país andino.

El MAS, gestionando en la dirección de políticas más soberanas, rompió esta dinámica y provocó la hostilidad de EE. UU. hacia el Gobierno boliviano.

La disputa por el acceso y apropiación de los recursos naturales puede ser apreciada en los cables de Wikileaks4 e informes de think tanks estadounidenses en los que se hace explícita la importancia de determinados recursos bolivianos (en especial, el litio y el gas) y la necesidad de eliminar los obstáculos para garantizar el acceso a los mismos.

En definitiva, dejan percibir un clima de “guerra por los recursos” en la que China se dibuja como gran rival.

En un artículo titulado “El papel de Bolivia en la transición energética amenazado por la incertidumbre del litio”, el Atlantic Council -think tank referente del establishment imperialista fundado en 1961 en el marco de la Guerra Fríaplantea que:

“Bolivia tiene un alto potencial para ser crucial en el desarrollo de litio (…) el mayor inhibidor de la inversión extranjera es la reputación de Bolivia que tiene un clima de inversión inseguro. Después de asumir el cargo en 2006, Morales nacionalizó la industria de hidrocarburos de Bolivia, despojando la propiedad de compañías extranjeras. Además de los reparos sobre la ideología de Morales, existe su control sobre el poder: Morales ha lanzado un referéndum público para permitirle enmendar el límite constitucional del mandato, declarando su candidatura para las elecciones del próximo año a pesar de alcanzar el límite de mandato decretado constitucionalmente. (…) El litio puede convertirse en un problema geopolítico. China ya tiene una producción nacional significativa y ha comprado una gran parte de la compañía de litio más grande de Chile, consolidando cierto control sobre el suministro de litio” [6 de agosto de 2018].5 Por su parte, el Clima de Inversiones de Bolivia 2019, publicado por el Departamento de Estado de EE. UU. (DoE), menciona que “la falta de seguridad jurídica, las denuncias de corrupción y los incentivos de inversión poco claros son impedimentos para la inversión en Bolivia”.

Más de un año antes de las elecciones, Stratfor (consultora que realiza
investigaciones de inteligencia para el Gobierno estadounidense) plantea, en
una serie de informes, un escenario posible (¿deseado? ¿buscado?) de disturbio,
inestabilidad y posibles sanciones de EE. UU. frente a una victoria de Evo Morales:

  • “Las elecciones de 2019 serán el momento clave para la inestabilidad política en Bolivia (…) Una elección muy disputada, en donde proliferen las acusaciones de fraude electoral, podría prender la llama en una escena política interna ya tensa. Las manifestaciones se extenderían, particularmente en provincias orientales como Santa Cruz, centro de la oposición política boliviana. (…) Esa situación podría provocar un breve período de confrontación política posiblemente violenta en todo el país” [3 de enero de 2018].
  • “La amenaza de la nacionalización y la fuerte intervención estatal permanecerán siempre presentes si Morales logra la reelección, una perspectiva que podría desalentar a los inversores extranjeros interesados en las reservas de litio del país” [15 de junio de 2018].8
  • “Una ola prolongada de protestas también traería consigo riesgos políticos para el gobierno de Morales. (…) sofocar violentamente las protestas postelectorales correría el riesgo de atraer la atención negativa de los Estados Unidos en forma de sanciones selectivas. Las sanciones pueden hacer poco para revertir un resultado electoral, pero podrían amenazar las finanzas de los funcionarios del gobierno boliviano y pueden influir en su voluntad de buscar otro mandato en el poder.” [20 de septiembre de 2018].

Ver Informe completo


Like it? Share with your friends!